sábado, 26 de abril de 2014

MÁS QUE UNA PERSONA

Al final me he animado aunque ni siquiera sé si esa es la expresión correcta. No soy yo muy amigo de escribir en este tipo de ocasiones y menos de alguien a quien no tuve la oportunidad de conocer en persona pero creo que Tito merece unas líneas, aunque sean a vuelapluma. Como digo, conocerle debió ser un placer que no tuve pero me bastan los testimonios de sus allegados para hacerme una idea fugaz de lo que era y representaba Francesc Vilanova i Bayó.

Siempre en un segundo plano, no luchaba por el protagonismo de los focos aunque él supiera de fútbol el doble que el resto. Ni siquiera se vio sobrepasado cuando la actualidad y las circunstancias le colocaron de primer entrenador del F.C. Barcelona. Porque Tito era así, natural. Gestionó el éxito personal y colectivo de su plantilla de la misma forma que afrontó su enfermedad. Dos años y medio luchando a la sombra contra ese monstruo que cuando aparece en el cuerpo cabalga incesante hasta destruir a la persona. Puto cáncer.

Ya nada se puede hacer que no sea enviar palabras de ánimo y apoyo que reconforten a la familia y amigos. El Barcelona, su club, le ha preparado un emotivo homenaje en el día de hoy y ha decretado tres días de luto oficial. Mientras, su gran amigo y compañero diario de trabajo durante años, Pep Guardiola, sufre la noticia desde Múnich aunque, seguramente, él ya fuera conocedor de este fatídico desenlace desde hace días.

De Tito nos queda su carácter incansable, su pundonor, su lucha infinita hasta que el cáncer fue más fuerte. No se cansó de luchar, no se rindió. Ese es el legado que nos debe quedar de él. Si alguien -como muchas otras personas que se enfrentan a este demonio- es capaz de sobreponerse a este fatal destino, los que tenemos problemas mucho menores debemos poner toda nuestra fuerza en solucionarlos. "Valorad todo lo que tenéis porque nunca sabes cuando llega tu hora", dijo una vez. No se puede tener más razón. Que nos sirva de ejemplo  y aprendizaje a todos, tal y como dicen sus ex jugadores.


Tito era un hombre de fútbol y el destino no nos ha dejado disfrutar de su forma de entrenar. Hasta sus últimos días, cuentan que apuntaba detalles del juego. De esos que hicieron grande al Barcelona de Guardiola y suyo. Tenía 45 años, le quedaba media vida. Seguro que en la que le toca a partir de ahora, donde quiera que esté, le van a devolver lo que no le han dejado disfrutar en esta. O eso espero, porque la gente que se va tan joven deja aquí mucho más daño del que es capaz de llevarse. Descansa en paz, Tito.