lunes, 26 de julio de 2010


ADIÓS AL "14"




Se termina una etapa en el Real Madrid y lo hace con la despedida de los dos buques insignia del club de los últimos tiempos: Guti y Raúl. El "14" pone rumbo a Turquía para jugar en las filas del Besiktas, conjunto dirigido por Schuster del que una de sus mayores debilidades es Jose María Gutiérrez "Guti". El técnico alemán ha sido una de las piezas claves para que la operación llegara a buen puerto. Mientras, el "Gran Capitán" ha confirmado su salida y ha dejado entrever que su futuro próximo pasa por la Bundesliga, en concreto por el Schalke 04. Pero centremonos en Guti ya que Raúl merece un capítulo aparte.




Guti llegó al club con 9 años como un auténtico diamante en bruto. Ya desde pequeño lo comparaban con Schuster por su parecido en la melena rubia que lucían ambos y por su visión y majestuosidad en el centro del terreno de juego. Un jugador de dos caras, capaz de lo mejor y de lo peor, ángel y demonio al mismo tiempo, igual arrancaba ovaciones interminables del Santiago Bernabéu que provocaba auténtica desesperación entre la parroquia blanca.




Su afición a las salidas nocturnas, los rumores en su vida sentimental, sus continuas reacciones dentro del campo que provocaron su expulsión en tantas ocasiones, su aparente desgana a la hora de jugar y sus múltiples lesiones han tapado el talento que se esconde en la zurda del "14" blanco. Muchas veces, su aparición en el partido ayudaba a desatascar al equipo, que ganaba en imaginación y profundidad y mejoraba notablemente su juego.




Todo el mundo era y es consciente de que a Guti le ha faltado cabeza a la hora de actuar y de tomarse en serio su profesión; todo el mundo... menos él. Lo tenía todo para haberse convertido en el mejor jugador del mundo en su posición pero le faltó predisposición y sobretodo disciplina, algo que él nunca aceptó. Así nació y se consolidó su relación de amor-odio con la afición y, si jugaba, se convertía en el culpable de la derrota del equipo y si no, pasaba a ser la esperanza para solucionar el juego del equipo. Todo muy extraño y confuso; como él y su personalidad. Sea de la manera que sea, el de Torrejón se ha convertido en historia del madridismo, guste o no, y debemos sentirnos orgullosos de haber disfrutado de su juego durante 23 años. Te esperamos de vuelta. GRACIAS por todo GUTI, aunque pudo ser más.

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