viernes, 23 de julio de 2010



UN TOUR SIN ESENCIA


Era la etapa del Tour. Tarde nublada pero con gran afluencia de público, en su mayoría español. Llegaba la ascensión al temido Tourmalet. 18,6 kilómetros destinados a decidir la ronda gala. El Saxobank, equipo de Schleck, se dispuso a liderar el pelotón desde el principio. Cancellara y Sorensen pusieron un ritmo infernal que se iba cobrando vícitimas en forma de corredores descolgados del grupo de favoritos. Contador no dispuso de ayuda ya que sus compañeros, muy justos de fuerzas, cedieron terreno muy pronto.
Cuando el Saxobank quemó todas sus naves, y a falta de algo más de 10 kilómetros para el final, Andy atacó con fuerza pero Contador, muy atento, se enganchó a su rueda con relativa comodidad. Se marcharon solos hacia la victoria de etapa en un duelo ya previsto y que con casi toda seguridad se repetirá en el futuro. El Tour, mano a mano. Una vez que alcanzaron al ruso Kolobnev que era cabeza de carrera, el resto de la ascensión no ofreción ningún tipo de exaltación. Por detrás, se formó un grupo en el que Samuel Sánchez y Menchov suspiraban por subir al tercer escalón del podio en los Campos Elíseos, a la par que "Purito" Rodríguez refrendaba su buen hacer en su debur en un Tour de Francia.

Por delante seguía la tranquilidad en el duelo, una tranquilidad que solo se vio quebrada cuando Contador atacó con furia a poco más de 3 kilómetros para el final, pero sin éxito. A partir de aquí, fueron varias las ocasiones en que Schleck conversaba con Contador buscando su complicidad de cara a la llegada. El español, quizás con algún remordimiento, aceptó a no disputar el final, y cedió la victoria al luxemburgués del que solo le separan 8 segundos en la clasificación general.

Sin duda, un puerto como el Tourmalet, un símbolo del Tour, no se merecía un final tan anodino. Muchos espectadores se sintieron estafados, un sentimiento que tambíen recorría el pelotón como bien demuestran las declaraciones de un ciclista con mucho peso y ganador de la ronda gala en 2007 como Carlos Sastre. Este calificó el ciclismo actual como una "patraña de niñatos".

Otros, sin embargo, apoyan a Contador recordando que Indurain era amigo de dejar ganar las etapas a quienes le ayudaban (aunque no a su máximo rival y con una diferencia tan escasa). Opinan que el de Pinto ha sido todo un caballero por compensar que él atacó a Schelck cuando a este se le salió la cadena. Debate abierto.

Sea de la forma que sea, la esencia del deporte de élite es la competitividad y si esta no existe se está adulterando y manipulando cualquier evento deportivo, en este caso, el Tour de Francia. La contrarreloj del sábado decidirá la carrera, una carrera que, en cualquier caso y como sucede desde hace cuatro años, huele a España.

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